La Leyenda del Cerro del Diez

Víctor García Muñoz


En el principio de los tiempos, al noroeste del valle, donde ahora se encuentra la ciudad de Oaxaca, nació un gran cerro con tres barrancas, por donde la lluvia se juntaba y corría hasta el lecho del río Atoyac. Al paso del tiempo se fue cubriendo de plantas y árboles en los que anidaban muchos pajarillos; en las tardes, antes de que se ocultara el sol salían a retozar algunos conejos.

Con el paso de los siglos se comenzaron a gustar y a enamorar las dos barrancas que están más al norte; y todos los días a Dios le suplicaban que les permitiera juntarse para ser una sola; sin embargo, el les contestaba que el agua corría mejor en dos barrancas en vez de una muy grande.

A pesar de esta respuesta ellas seguían soñando con estar juntas y todos los días elevaban su plegaria a Dios. En cierta ocasión Donaji recogía leña y escucho la plegaria de las dos barrancas, quienes le explicaron porque Dios no las dejaba estar juntas. Entonces, a él se le ocurrió que si curvaban un poquito cada uno de sus extremos podían juntarse y al mismo tiempo continuar recogiendo la lluvia de cada verano. De inmediato se lo propusieron a Dios quien consideró que era justo el planteamiento; por lo que a partir de ese momento las dos barrancas unieron sus desembocaduras y fueron felices.

Desde entonces al cerro se le conoce como el Cerro del Diez, pues desde lejos parece que las tres barrancas formaran un 10 en alabanza al amor.